Vivitur Ingenio
Andreas Vesalius
Recibe su primera educación en Bruselas y Lovaina donde, entre otras materias, aprende latín, griego, árabe y hebreo. A los dieciocho años se traslada a París para estudiar medicina. Allí permanece durante tres años (1533-1536) en un ambiente en el que prevalece el galenismo. La enseñanza de la anatomía corre a cargo de Jacobo Silvio y Günther von Andernach. Vesalio, profundamente seducido por la materia, trata de completar su formación osteológica con cadáveres sustraídos del Cementerio de los Inocentes e interviene en algunas disecciones en las que también participa su compañero Miguel Servet. El estallido de la guerra entre Francisco I y Carlos V le conduce de nuevo a Lovaina, donde permanece por espacio de dos años (1536-1537). Allí consigue el grado de bachiller en medicina, realiza decenas de disecciones y publica su primera obra: Paraphrasis in nonum librum Rhazae ad Almansorem (1537).
Se marcha después a Italia. Visita primero Venecia, donde conoce a su futuro colaborador, Jan Johannes Stephanus de Calcar, y después se traslada a Padua y se inscribe en su escuela médica. En Padua realiza su prueba doctoral el 5 de diciembre de 1537 y al día siguiente es nombrado Explicator chirurgiae o profesor de cirugía, con la responsabilidad de explicar cirugía y anatomía. Entonces, Vesalio hace algo inaudito: rompe con el método didáctico medieval que seguían los profesores hasta el momento, abandona la cátedra para bajar del púlpito y situarse junto al cadáver, diseccionando y mostrando él mismo a los alumnos la parte a la que la explicación se refiere. Utiliza además dibujos para mostrar lo que en el cadáver es difícil de observar.
Como consecuencia de ello, Vesalio se da cuenta de que Galeno, referencia del conocimiento anatómico hasta la fecha, cometió numerosos errores a causa de que sus estudios se basaban en la disección animal y no de personas. Decide pues prescindir de los trabajos de Galeno en la enseñanza de la anatomía. Esto causa un gran revuelo en el claustro de Papua y obliga a Vesalio a escribir un nuevo tratado de anatomía.
En 1542 redacta su famoso De humani corporis fabrica. La obra origina una reacción airada de algunos galenistas. Uno de los que le ataca ferozmente es su propio maestro parisino Jacobo Silvio que le dirige calificativos como desvergonzado, impío, calumniador e ignorante.
Poco después es nombrado médico de Carlos V, y le sigue a éste en su periplo por Europa. Su relación es tan estrecha que Vesalio dedica su trabajo al soberano y le obsequia con la primera copia publicada de la Fábrica (encuadernada en seda de color púrpura imperial, con ilustraciones especiales pintadas a mano que no se hallan en ninguna otra copia).
Tras abdicar Carlos V en 1556 pasa al servicio de Felipe II trasladándose a Madrid en 1559. En su estancia mantiene difíciles relaciones con el resto de los médicos de la casa real y con la Iglesia española que rechazaba la disección de cuerpos humanos.
Finalmente, es condenado por la Inquisición a la hoguera acusado de oscuras prácticas que no han quedado claras, pero Felipe II cambia esta sentencia por una peregrinación a Tierra Santa, la cual emprende en 1564. Se embarca con la flota veneciana de Giacomo Malatesta, vía Chipre. Al llegar a Jerusalén recibe un mensaje del senado de Venecia instándole a aceptar su antiguo puesto en la universidad de Padua, que había quedado vacante a la muerte de su amigo y alumno Falopio.
Sin embargo, el barco que le transporta de regreso está en malas condiciones, a duras penas soporta un temporal y la tripulación y el pasaje sufren varias enfermedades. Al arribar a la isla de Zante, Vesalio enfermo, muere poco después, cuando apenas cuenta cincuenta años.